Hace unos días tuvimos la oportunidad de conocer de cerca el legado deportivo del glorioso equipo de beisbol de los Dodgers de Los Angeles, mediante un recorrido privado en las instalaciones de estadio el cual concluyó con una exquisita cena en el campo de este legendario sitio de la ciudad de Los Ángeles, presentada por nuestros amigos de Montejo.
Rodeada de amigos y en medio de un gran ambiente la reunión inició, con una grata bienvenida al son del marichi, en el bar de Montejo que se encuentra en el Pavilion del estadio. Ahí pudimos degustar de apetitosos bocadillos y asimismo conocer a uno de los grandes figuras del béisbol Manny Mota, de origen hispano, jugador, entrenador de Los Dodgers y recientemente narrador de dicho equipo.
Posteriormente, nos esperaba el tour privado en el estadio , en donde paso a paso fuimos recorriendo la ruta de la historia y conociendo más sobre este equipo de béisbol el cual desde 1962 ha honrado la gloria deportiva de los angelinos. Fue muy especial el sentir de cerca el espíritu de este deporte y saber que su legado surge a mediados de los 50, cuando el presidente de los entonces Brooklyn Dodgers, Walter O’Malley, decide construir un estadio cerrado en Brooklyn. Al no poder conseguirlo, negocia con otras ciudades americanas y consigue los terrenos en Los Ángeles, adonde traslada el equipo.
El lugar de construcción del estadio se llama Chavez Ravine (Barranco de Chávez) y está bastante céntrico. El estadio fue construido entre 1959 y 1962. Al principio, compartieron el estadio los Dodgers y los Angels (equipo que luego se trasladaría a la cercana Anaheim).
Algo que realmente me sorprendió fue el saber que es el estadio de mayor capacidad del mundo, por ello que en el se han llevado a cabo eventos importantes como la presentación de los Rolling Stones, los Beatles, Elton John, Madonna, U2 y una misa a cargo de Juan Pablo II, por mencionar algunos.
Cientos de deportistas han sido parte de este equipo y orgullosamente les puedo decir que muchos de ellos son de origen hispano, destacando a nuestro querido Fernando “El Toro” Valenzuela, una de las grandes figuras de Los Dodgers el cual enmarca el salón del la fama de este sitio el cual pudimos conocer y revivir lo mejores momentos de este equipo.
De manera especial conocimos el Dodger Clubhouse, donde se encuentran los casilleros de los jugadores con sus uniformes y equipo personal, de ahí solo pudimos grabar las imágenes en nuestros recuerdos ya que las fotografías no estaban permitidas. Sin duda una experiencia que jamás olvidaré, ya que el poder ver de cerca estos trofeos, indumentarias y recuerdos de Los Dodgers, me hacen querer más a este equipo orgullosamente angelino.
Continuando con la velada, se abrió paso a la cena la cual estuvo a cargo del chef Eddie Ruiz, del restaurante Corazón y Miel, quien agradó nuestro paladar con un manjar de sabores en los cuales se combinó perfectamente la versatilidad de la cerveza Montejo. Aquí vemos en las siguientes imágenes una muestra del menú, el cual estuvo para chuparse los dedos de principio a fin.
Para cerrar con broche de oro, se sirvió un postre el cual espero aprender a preparar muy pronto, ya que combina el dulce sabor de los bocadillos tradicionales mexicanos, me refiero a unos “Bañuelos” que envuelven una base de harina frita, enmielada con azúcar y caramelo, rellena de plátanos, un toque de cerveza Montejo y acompañada por nieve.
Buena charla, excelente compañía y un gran sabor de boca nos dejó este evento en el cual también conocí sobre Montejo, empresa mexicana que lleva más de 100 años en el mercado y desde el 2014 se encuentra en Estados Unidos y a partir de ese momento es patrocinador oficial de Los Dodgers. Pero no solo eso también me dio gusto saber que aportan su granito de arena al Hispanic Scholarship Fund, organización que hace posible que nuestros estudiantes latinos cumplan sus sueños de ir a la Universidad.
Gracias a nuestros amigos de Montejo y a Los Dodgers por abrirnos las puertas de su casa y poder ser parte de este inolvidable experiencia.
This is a sponsored conversation written by me on behalf of Montejo. The opinions and text are all mine.
